Vida de Guastavino y Guastavino (Andrés Barba, 2020)
A veces, son la pereza y la gula las que guían a manjares exquisitos, ocultos entre tanto bulto pretencioso. Parafernalia que me sirve para mencionar un libro de Andrés Barba, Vida de Guastavino y Guastavino (2020), padre e hijo. El primero, arquitecto valenciano emigrado a Nueva York a finales del s.XIX arrastró al segundo, un crío, tras cierto consentimiento materno, que optó por la vía argentina con el resto de la prole. En la emergente ciudad norteamericana, Guastavino padre pudo aplicar la tradición cerámica mediterránea mediante sus cúpulas de hormigón armado con azulejos, conseguir renombre y dólares, y quebrar. Su hijo, más precavido en los negocios le sucedería pero la fama se la llevó el padre, (re)descubierto por George Collins (1968) en su artículo «The Transfer Of Thin Masonry Vaulting From Spain To America».
Animo a leer el libro en dos bocados y a descubrir la prosa de Barba, a quien yo, aquí agacho la testa, desconocía. El estilo y el formato de Vida de no es nuevo. Vuillard, Echenoz, Orejudo, Balcells, por citar a algunos autores contemporáneos, se han apuntado al género biográfico, histórico y metafísico. Más allá de la pretensión de verdad absoluta, la reivindicación se basa en la recuperación de la memoria y de personajes, más o menos ilustres de nuestro pasado, que conectan tiempos y espacios distintos y dan fe de eso que siempre hubo y que desde hace unas décadas se llama multiculturalism.
Algo que tienen en común estos protagonistas es el idealismo, la pasión o tener una misión. Fuegos figurados o reales, como en este caso, que impulsan la acción. Hacer, hacer y hacer, apunta Barba como mantra de los Guastavino. Porque hacer contra el fuego, «un animal insaciable que devora cuanto experimenta nacimiento y vida, un animal que, tras devorar todo, se devora a sí mismo (Traité du feu et du sel, (Blaise de Vigenère, 1618))», se convirtió en un país de madera una gran oportunidad mediante la construcción de cúpulas ignífugas que, eso sí, reverberan…
Ante la dificultad de mantener el secreto este apunte se desliza como un susurro para recordar la sorpresa grata de su lectura y a los arquitectos valencianos, al amanuense francés, al investigador americano y al escritor español bajo la inspiración y el influjo de oficios tan viejos e indispensables como la construcción, la decoración, el arte, la ingeniería y la escritura. Por si la vista cansada no permite la lectura, un documental de RTVE repasa la vida de Guastavino, indispensablemente unida a la de su hijo.
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