sábado, 29 de mayo de 2021

Coge el dinero y corre

 

(2ª parte de Testerotipos


Para no aburrir a mi legión de fans con un texto demasiado largo, decidí amputar una parte, la local de la global. Como una escalera en ascenso, cosas que se dictaminan en el epicentro cultural repercuten con más o menos fortuna en los límites del mismo. Las cosas que pasan en el mundo se reflejan en casa. Un par de ejemplos televisivos El Conquis y Herri Txiki, Infernu Handi sobre carácter y exotismo conectan más con la manipulación, la burla y edades avanzadas que con nuestra rareza y particularidad como seres humanos y la gente joven.


Ambos se dan en la ruinosa y arruinada EITB, televisión pública vasca que persiste en la inopia a costa de todos los vascos con la excusa de mantener las tradiciones y a sus cuatro telespectadores. Sin embargo, su progresivo desmantelamiento, sueldos de ejecutivos y asuntos turbios conservados mediante, propicia productoras buitre que llevan alimentándose de la carroña desde su origen, 1982. Poca imaginación, creatividad y productos muy caros a costa de voluntarios frente a las cámaras que, entre el sentimiento patrio y la vanidad, protagonizan los contenidos. Como dice un poeta amigo, “hay que hablar más con el de al lao’ ” en lugar de ir a la televisión y hacerles el trabajo a la gente que vive de ello.


Pero que quede claro que aquí no se pretende liberalizar la televisión pública como ansían desde Madrid y Cataluña sino denunciar la estulticia y falta de argumentos serios para su perpetuo mantenimiento. Perpetuum mobile si se quiere sobrevivir. Quizá ya no son necesarios tantos contenidos de chicha y nabo, la promoción de una vasquidad ni ver a la gente de los pueblos o de los caseríos como raros. ¿Por qué Pagadi no entra en una villa de la Concha con nombres y apellidos como lo hace en una casa de Urretxu?. Por supuesto, en su defensa, este discurso tiene su vuelta, la de normalizar rasgos algo estigmatizados, hacer comunidad, poner en el mapa a lugares poco conocidos de la geografía vasca o plantear un juego divertido y, a ratos exigente, a base de zirikar.


Lo que no es de recibo es excusarse en que “es lo que quieren los espectadores”. El mantra “EITB es una mierda” guarda mucho rencor desde el sector no beneficiado por el maná público pero también esconde una verdad a voces y es que no sabe llegar a la mayoría de las personas en tiempos tan competitivos. Esto es negligencia tanto de la directiva de EITB como de las productoras que proponen contenidos, cuyo personal de producción está más preocupado en cobrar y dejar hacer que en plantear(se) nuevos retos. Lo dicho, falta de capacitación. Hori bai, euskeraz izan dadila!





Testerotipos



Revisión de 300 (Zack Snyder, 2006) en compañía. Testosterona y tabletas a tope. Se me sube la bilirrubina, ay! Slow Motion para recalcar la gesta, filtros a tutiplén para contrastar el rojo de las capas espartanas con sus cuerpos blancos y fibrosos, o los dorados y plateados1 de los abalorios y cadenas de los persas con su piel oscura y cuerpos, algunos, monstruosos. ¿Erotismo para ellas (las que hayan visto la película)? ¿gloria para ellos? Como también soy un ello, freudiano y redomado, no me queda más que lo segundo pero, puestos a escoger, uno prefiere las chanzas y discursos de William Wallace en Braveheart (Mel Gibson 1995). A Snyder el esteta se le va la pinza. La película es chula hasta que la prepotencia campa a sus anchas. ¿Es ironía snyderiana? ¿qué hay que tomar para pillarla?


Si Leónidas es un macho machote, Jerjes es ese Drag Queen; si los espartanos son libres —ay, me parto— los pueblos de Oriente están esclavizados por el tirano. ¿Cómo se consigue lo primero? Con una buena educación. Agogé. Desechar a los niños/as con taras y mandar al cuartel a los supervivientes a partir de los siete años. Rituales a destacar: la krypteia o caza de ilotas, esclavos de los pueblos circundantes sometidos a Esparta. ¿Es ese el lobo al que se enfrenta un joven Leónidas? En fin, militarismo, mentalidad de enjambre, algo de pederastia y reafirmación de muslos femeninos.


Los estereotipos y una verdad encubierta son el leitmotiv de esta cinta. Grecia, como se sabe, no fue los EUA del s.XX-XXI, sino un conjunto de polis o ciudades-estado que iban cada una a lo suyo, tenían rasgos idiomáticos en común y vivían entorno al mar Egeo. Pero los EUA, un país aparentemente unido bajo las barras y las estrellas, que se ha autoerigido en salvador de la humanidad desde la 2ª Guerra Mundial, ha impuesto su patrón económico, su flota, su espolio, saqueos sistemáticos y una redundante visión occidocéntrica nada ajustada a la realidad global de antes ni de ahora. La libertad, excusa primera que entraña cierta igualdad pero poca fraternidad, de la que tanto se jactan los EUA es un cuento chino sangriento. La alteridad, término platónico que Edward Said recuperó hace unas décadas, ese otro al que se necesita criminalizar para exorcizar las pulsiones ocultas, sirve para justificar lo injustificable aquí y allá.

Ay, con lo que me puso el cómic facha de Frank Miller...


1   Sobre la atracción por el brillo, un estudio conductista revela la conexión con el agua.






jueves, 27 de mayo de 2021

Offillismos

 

En tiempos de cientifismo,

"una de las cosas buenas que tiene ser adicto a las pastillas es 

que no se considera una adicción, 

se considera un hábito" (Offill 24).




Bibliografía (en MLA)

Offill, Jenny. Clima. Libros del Asteroide, 2020.





martes, 25 de mayo de 2021

Agujas en el pajar

Vida de Guastavino y Guastavino (Andrés Barba, 2020)


   A veces, son la pereza y la gula las que guían a manjares exquisitos, ocultos entre tanto bulto pretencioso. Parafernalia que me sirve para mencionar un libro de Andrés Barba, Vida de Guastavino y Guastavino (2020), padre e hijo. El primero, arquitecto valenciano emigrado a Nueva York a finales del s.XIX arrastró al segundo, un crío, tras cierto consentimiento materno, que optó por la vía argentina con el resto de la prole. En la emergente ciudad norteamericana, Guastavino padre pudo aplicar la tradición cerámica mediterránea mediante sus cúpulas de hormigón armado con azulejos, conseguir renombre y dólares, y quebrar. Su hijo, más precavido en los negocios le sucedería pero la fama se la llevó el padre, (re)descubierto por George Collins (1968) en su artículo «The Transfer Of Thin Masonry Vaulting From Spain To America».


   Animo a leer el libro en dos bocados y a descubrir la prosa de Barba, a quien yo, aquí agacho la testa, desconocía. El estilo y el formato de Vida de no es nuevo. Vuillard, Echenoz, Orejudo, Balcells, por citar a algunos autores contemporáneos, se han apuntado al género biográfico, histórico y metafísico. Más allá de la pretensión de verdad absoluta, la reivindicación se basa en la recuperación de la memoria y de personajes, más o menos ilustres de nuestro pasado, que conectan tiempos y espacios distintos y dan fe de eso que siempre hubo y que desde hace unas décadas se llama multiculturalism


   Algo que tienen en común estos protagonistas es el idealismo, la pasión o tener una misión. Fuegos figurados o reales, como en este caso, que impulsan la acción. Hacer, hacer y hacer, apunta Barba como mantra de los Guastavino. Porque hacer contra el fuego, «un animal insaciable que devora cuanto experimenta nacimiento y vida, un animal que, tras devorar todo, se devora a sí mismo (Traité du feu et du sel, (Blaise de Vigenère, 1618))», se convirtió en un país de madera una gran oportunidad mediante la construcción de cúpulas ignífugas que, eso sí, reverberan…


   Ante la dificultad de mantener el secreto este apunte se desliza como un susurro para recordar la sorpresa grata de su lectura y a los arquitectos valencianos, al amanuense francés, al investigador americano y al escritor español bajo la inspiración y el influjo de oficios tan viejos e indispensables como la construcción, la decoración, el arte, la ingeniería y la escritura. Por si la vista cansada no permite la lectura, un documental de RTVE repasa la vida de Guastavino, indispensablemente unida a la de su hijo.







domingo, 16 de mayo de 2021

Dilemassss


Un oxímoron,

 una aporía.

¿Un hielo que abrasa, una cuestión irresoluble?


"Todo cambia, nada permanece" 

(Heráclito) 


pero


"Que todo cambie para que todo siga igual" 

(Giuseppe Tommasi di Lampedusa) 






sábado, 8 de mayo de 2021

Des-ocultamiento

 

dES-ocultamiento



Escarbando entre los papelotes,

tener algo o querer decir.

Adecuadamente.

Trazos cubiertos de polvo,

alétheia!, aquello ya no está oculto.




lunes, 3 de mayo de 2021

Urge terapia de choque

 

Mother! (Madre!, Darren Aronofsky, 2017)



Cuando el texto se publica y alcanza al lector deja de pertenecer al autor, quién, de ahora en adelante, solamente preservará los derechos y los royalties por haber dado con algunas verdades que iluminan y extienden lo escrito y sus pausas a los demás. Esta premisa acepta que a) el autor quiera ser lisonjeado por los aduladores y b) que los receptores interpreten lo que les conviene o lo que más les impacte del mensaje en función de sus y las circunstancias. “Sunt lacrimae rerum (“las cosas tienen sus lágrimas”, Virgilio), pero sus lágrimas no les pertenecen del todo, también han sido (y son) las nuestras” (Gándara, 187).


Mother! es una película que navega entre corrientes opuestas y se la juega. Feminismo vs patriarcado, creación vs destrucción, creatividad e inspiración vs sequedad, negocio lucrativo vs generosidad, exposición mediática vs pérdida de la privacidad, interior vs exterior. Una amalgama de asuntos que, por aceleración, se resuelven con precipitación tras un inicio angustioso y muy intrigante que recurre a tópicos del género de terror y plantea dudas serias sobre la autoría. ¿Este es el Aronofsky de Pi, fe en el caos (1998), Réquiem por un sueño (2000), El luchador (2008) o Cisne Negro (2010)? Pues sí, “soy el que soy”.


Erigido en Yahvé de su nueva creación, su singladura anárquica quiere ser una tragedia, cruel, que, como la palabra bíblica, trascienda el tiempo y se clave en la mente y los corazones de los oyentes/espectadores. Humanas/os, se nos cae la casa encima o, lo que viene a ser lo mismo, se nos seca el planeta. Mother! es una película capaz de provocar emociones intensas aunque opuestas. En ese caso, el peligro es que la histeria deje indiferente y haya que tratarla...



Bibliografia

Gándara, Alejandro. Dioses contra microbios. Ariel, 2020