lunes, 16 de noviembre de 2020

16/11/2020

 

16/11/2020


Cuesta levantarse de la cama tan pronto un lunes tan frío y tan oscuro.

Corta es la noche.

Por la cabeza, restos de pesadillas se mezclan y retumban con las palabras de ese profesor que se despide, Martín Solans. Con cierto regusto a nostalgia pero con el cariño por sus discentes y la conciencia tranquila por el trabajo bien hecho, de sus labios brotan unos versos compuestos por Francisco de Quevedo entre 1613 y 1644, “Ah de la vida! ¿Nadie me responde?” (Fernández Aguilá, 2015: 142).


Ayer se fue, mañana no ha llegado;

hoy se está yendo sin parar un punto;

soy un fue, y un será, y un es cansado.


En el hoy y mañana y ayer, junto

pañales y mortaja, y he quedado

presentes sucesiones de difunto.



Un nudo metafísico en mi garganta que desata la lectura de La piel fría (2002), lectura obligatoria y un reencuentro animado con la materialidad, el imaginario y la antropología de Albert Sánchez Piñol tras el chasco de la secuela de Victus (2012).


Curiosa poliorgasmia de la mascota. Puedo ir siguiendo la excitación creciente, los espasmos que se aceleran y el clímax que culmina la obra. Casa minuto y medio, a lo sumo, la efervescencia explota con unos chillidos volcánicos, largos, larguísimos, sostiene el placer veinte segundos ininterrumpidos y, en lugar de decaer, recomienza. Indiferente, Batís la ataca una y otra vez, hasta que el placer se extingue con una blasfemia (Sánchez Piñol, 2015:102).


Bipolaridad galopante o tan solo un oxímoron de esos que nos componen. Otra vez Quevedo (Fernández Aguilá, 2015: 144).


Es hielo abrasador, es fuego helado,

es herida que duele y no se siente,

es un soñado bien, un mal presente,

es un breve descanso muy cansado.



Pera no es...



Bibliografía

Fernández Aguilá, Ricardo (2015). Un profesor se despide. Barcelona: Editorial Plataforma.

Sánchez Piñol, Albert (2015). La piel fría. Madrid: Alfaguara.



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