(2ª parte de Testerotipos)
Para no aburrir a mi legión de fans con un texto demasiado largo, decidí amputar una parte, la local de la global. Como una escalera en ascenso, cosas que se dictaminan en el epicentro cultural repercuten con más o menos fortuna en los límites del mismo. Las cosas que pasan en el mundo se reflejan en casa. Un par de ejemplos televisivos —El Conquis y Herri Txiki, Infernu Handi— sobre carácter y exotismo conectan más con la manipulación, la burla y edades avanzadas que con nuestra rareza y particularidad como seres humanos y la gente joven.
Ambos se dan en la ruinosa y arruinada EITB, televisión pública vasca que persiste en la inopia a costa de todos los vascos con la excusa de mantener las tradiciones y a sus cuatro telespectadores. Sin embargo, su progresivo desmantelamiento, sueldos de ejecutivos y asuntos turbios conservados mediante, propicia productoras buitre que llevan alimentándose de la carroña desde su origen, 1982. Poca imaginación, creatividad y productos muy caros a costa de voluntarios frente a las cámaras que, entre el sentimiento patrio y la vanidad, protagonizan los contenidos. Como dice un poeta amigo, “hay que hablar más con el de al lao’ ” en lugar de ir a la televisión y hacerles el trabajo a la gente que vive de ello.
Pero que quede claro que aquí no se pretende liberalizar la televisión pública como ansían desde Madrid y Cataluña sino denunciar la estulticia y falta de argumentos serios para su perpetuo mantenimiento. Perpetuum mobile si se quiere sobrevivir. Quizá ya no son necesarios tantos contenidos de chicha y nabo, la promoción de una vasquidad ni ver a la gente de los pueblos o de los caseríos como raros. ¿Por qué Pagadi no entra en una villa de la Concha con nombres y apellidos como lo hace en una casa de Urretxu?. Por supuesto, en su defensa, este discurso tiene su vuelta, la de normalizar rasgos algo estigmatizados, hacer comunidad, poner en el mapa a lugares poco conocidos de la geografía vasca o plantear un juego divertido y, a ratos exigente, a base de zirikar.
Lo que no es de recibo es excusarse en que “es lo que quieren los espectadores”. El mantra “EITB es una mierda” guarda mucho rencor desde el sector no beneficiado por el maná público pero también esconde una verdad a voces y es que no sabe llegar a la mayoría de las personas en tiempos tan competitivos. Esto es negligencia tanto de la directiva de EITB como de las productoras que proponen contenidos, cuyo personal de producción está más preocupado en cobrar y dejar hacer que en plantear(se) nuevos retos. Lo dicho, falta de capacitación. Hori bai, euskeraz izan dadila!
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