Gran
Torino (Clint Eastwood, 2008)
Walt
Kowalski (Clint Eastwood), veterano de la guerra de Corea
(1950-1953),
mecánico
jubilado, racista,
tradicional
y
malhablado, padre de dos hijos (Porelinteréstequiero
y Andrés)
y
abuelo de varios nietos
acaba
de enviudar.
Vive
en un barrio habitado por migrantes de la etnia hmong.
Puajj!,
lapo al suelo, “amarillos”
para Wally, como le llama Sue,
hermana de “atonThao”,
el chico diligente que intenta robarle el Gran
Torino del 72 como
bautismo de fuego para entrar, en contra de su voluntad, en la banda
del barrio que lidera su primo chungo. Para Walt el
coche
y
Daisy, su perra, son lo más preciado e
interesante de
lo que le queda en la vida hasta que entabla relación con los
vecinos y se erige en héroe de barrio. Las
afrentas de la banda a Thao
y a Sue
desencadenarán el regreso de un Harry “el sucio” que ya no está
para muchos trotes.
El
viento mece la bandera, la luz es tenue, el cielo está encapotado.
Presagio de la tormenta que se avecina, Gran
Torino arranca
con un tono inerme y
de despedida
que
se ilumina con la espontaneidad interpretativa
de Eastwood.
Contrapicados y picados apuntan al personaje
y al clímax
de una carrera pero
también avisan a navegantes.
Canto
del cisne de
un héroe, concluye
una
época de estabilidad
y,
también,
de paternalismo. Como
sucediera
en El
hombre que
mató a Liberty Valance
(John Ford, 1962), la modernidad se impone, en los gadgets,
las armas y
muchas maneras,
pero algunas
cosas
permanecen. Son las mismas bandas estrafalarias de siempre con sus
tipos feos, deformes y estúpidos. Son los mismos pueblerinos
asustados de
Infierno de cobardes
(Clint Eastwood, 1973). Detrás de este héroe vendrá otro. Quizá
no deba ser tan expeditivo pero sin duda es necesario. La
fe es crucial.
Clint
Eastwood lleva despidiéndose desde Sin
Perdón
(Clint Eastwood, 1992) y haciendo lo que siempre ha hecho de una
manera magistral y entrañable. A nadie le gustaría tener un padre
como Walt pero a todos un vecino como él. Que
repita hasta la saciedad “jamón” y “atontao” solo a los
pusilánimes puede molestar. Ay,
cuánto
se le echará de menos cuando ya no esté.
Referencias
(en APA)
Def
Con Dos. “No me ralles el coche”. En: Alzheimer
(1995). España: Dro East West. Disponible en
https://www.youtube.com/watch?v=mXtQ-ZrtZts
Eastwood,
Clint (2008).
Gran Torino. USA,
Alemania, Australia:
Village Roadshow; Malpaso Productions; Media
Magik
Entertainment.