lunes, 13 de julio de 2020

Tartas de colores



Ayer por la noche un conocido me mandó un Whattsapp, “El País Vasco es un país [sic] multicolor…”, y lo comparaba con los resultados que ya se entreveían en Galicia. Qué engañosas las gráficas, ¿verdad?. La estrategia del BNG de clarear el azul es similar a la de BILDU con el verde, que es muy parecido al de VOX. Esto conforma dos tartas donde predominan el azul, bitonal, en una y el verde, tritonal, en la otra. Pero si en Galicia reproduce el choque de nacionalismos entre el Estado y la región, en Euskadi tiene implicaciones de clase (burguesía vs proletariado), con la salvedad de que este proletariado es nacionalista y, ya, algunos un poco progresistas y con segunda residencia, ni que sea una autocaravana. 


De ahí la espeluznante llamada de VOX, fanáticos y profundos desconocedores de la tierra o simplemente pragmáticos que saben, por la experiencia y los datos, de dónde arrancar los votos y la mala baba. En este caso, el espectro de población rural de Álava, aunque Vizcaya, densa y urbana, se lleve la palma con el doble de votos. En EITB2, un tertuliano iluminado soltó que estos votantes son antiguos comunistas desencantados con el progreso, como sucede en toda Europa, claro. Lo raro es que esos comunistas no voten, precisamente a Elkarrekin Podemos-IU o a Galicia en Común, que algo mal también habrán hecho para que esos votos no sumen de su lado. 


De vuelta a la tarta y a los colores, es curioso que las tonalidades de verde y azul creen tanta confusión. Entiendo que el marrón que tanto gusta lucir a Santiago Abascal o el verde militar de Ortega Smith, trasunto borroso de Edmund Heines, no formen parte del logo. Son poco vistosos, no llaman a confraternizar. Pero ese verde vejiga, algo fluorescente e intermedio, como una piedra en el zapato, asoma la cabeza entre los otros dos aunque ya querrían ellos hacerlo de la misma manera que el PNV se cuela en la política española. Así pues, unos y otros se confunden en el antiverde. Repelente para los españolistas; chillón, e intolerable desde el primer día, para los nacionalistas vascos. 

En Galicia, ambos azules contrastan con el rojo vacuo y en Euskadi, morado, rojo y azul (absorbente de naranja) completan una tarta no tan desaborida. De los tres solamente el rojo no cede posiciones. Ahora bien, no acaba de quedar claro el perfil de LinkedIn de sus votantes. Y los morados quizá tengan que recuperar antiguos símbolos porque los recientes parecen agotados, lo cual no deja de ser una lástima porque tanta simplificación nos hace más borregos y arredilados.

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